Dependiendo el tipo de meditación que desees practicar, la posición a adoptar puede ser determinante para lograr un resultado óptimo.
La postura debe ser estable y cómoda, algo que a menudo ha sido muy mal interpretado en Occidente en el intento por copiar las «formas» de Oriente (donde existe una «ciencia de las posturas» con 84 formas posibles). Cuando se habla de estabilidad, no quiere decir rigidez, del cuerpo físico ya que éste es lo de menos a la hora de meditar.
La estabilidad o quietud a la que se hace referencia es la que tiene que ver con el cuerpo emocional y mental. Es la posición la que representa el estado interno del practicante.
Por tanto, la postura correcta será aquella que el practicante elige de manera natural y que rápidamente le permita «olvidar» que tiene un cuerpo físico para poder concentrarse en realizar la tarea meditativa. La postura del Loto u otras, no son necesarias, dado que ya nos encontramos en otro proceso evolutivo que nos permite no focalizar en el cuerpo esta práctica.
Una postura para tener en cuenta
No debemos complicar la acción, de eso se trata encontrar la mejor postura. Por eso aquí te damos algunas recomendaciones que estamos seguros te servirán para realizar tus ejercicios de manera efectiva y cómoda.
- Para meditar, basta con una silla
- Sentarse con la espalda recta
- Los pies apoyados juntos sobre el piso
- Las manos, unidas en el regazo sin apretar los dientes
- Labios entreabiertos
- Mentón, Cuello y Espalda relajados
Y ya está, estamos listos para meditar!
Recuerda: lo importante en la Meditación de esta Era, es la mente, enfocada en el Alma y teniendo como herramienta el cerebro.